Este
pequeño reptil, de la familia Gekkonidae, está ampliamente asentado por toda la
cuenca mediterránea.
Los
adultos pueden llegar a medir hasta 15 centímetros, y son de un color gris
pardusco o marrón.
Como
todos los reptiles, son animales de sangre fría, por lo que necesitan del sol y
el calor para regular su temperatura. Por esta razón, se ven obligadas a
invernar durante el invierno y es ahora, en los meses de más calor, cuando
empezamos a verlas.
Es
habitual encontrarlas en casas de campo, cortijos, rendrijas, etc y no es
extraño que podamos llegar a encontrar alguna en nuestras casas.
Su
dieta principal son los insectos, voladores o no, como mosquitos, moscas,
arañas, etc... Por esta razón, en muchas ocasiones suele instalar su zona de
caza cerca de un foco de luz aprovechando que los insectos son atraídos por la
luz.
Si
ves alguna ¡No te asustes! Son animales completamente inofensivos: no pican, ni
muerden, ni tienen ningún tipo de veneno. De hecho es una gran suerte tenerlos
en casa. Una salamanquesa es un arma eficaz contra los molestos insectos del
verano.
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