El
verano es una época del año en la que la mayoría de las personas se acercan a
la naturaleza de una forma u otra: vamos a la playa, de camping, a zonas de
montaña, a los ríos a bañarnos....
Es
estupendo contar con todos estos recursos para poder descansar y poder aliviar
el calor estival. ¡Qué bien sienta una cervecita fresca con el trasero a
remojo! Y después de haber llenado la barriga, una siestecita bajo la sombra de
un árbol.
Por
desgracia, este escenario idílico no lo es tanto, por que cuando llega la hora
de volver a casa, allí se queda el bote de cerveza, la bolsa de plástico donde
iban los bocatas, el papel de plata que envolvía el postre, la silla a la
que se le ha quebrado una pata......
Cuando
volvemos otro día y vemos en qué estado de suciedad y abandono se encuentra
todo pensamos: ¡Qué poca vergüenza, no ha venido nadie a limpiar esto!
Desde
luego, estaría bien tener a alguien que limpiara allá donde nosotros decidamos
ensuciar por pura pereza o apatía de no recoger la basura y llevarla a un
contenedor, pero la realidad no es ésa. No hay barrenderos para los montes, ni
para los ríos, ni para los parajes naturales.
Tampoco
hay policías o autoridades para vigilar constantemente a todas las personas que
deciden voluntariamente ser sucias con su entorno.
Nos
estamos volviendo descuidados y egoístas y nuestro lema hoy en día es: “Que lo
haga otro”.
Despierta. Hazlo tú. Disfruta de la naturaleza con
responsabilidad. No es tan difícil. Sólo tienes que llevarte tu basura y
tirarla en un contenedor.
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